Volvió el calor. Un calor que no
para, con ese aire caliente que no desaparece ni por la noche. 48º por el día,
45º por la noche... Las mañanas largas y calurosas y las tardes de siestas
dejan, como siempre, paso a las noches de compañía y planes. Y empezamos a
dormir al aire libre, mirando las pocas estrellas de Smara antes de que el
amanecer, las moscas y el calor nos impidan el sueño.
Volvió a saltar la chispa con
Ali, que intenta cortarnos las alas y nos negamos. En rotundo. Así que otras
familias nos abren sus puertas para que podamos descubrir Smara sin cuerda ni
correa. Y así empezaron mis 26: con mucho calor y sin luz por un apagón, bronca
con Ali (y posterior mal sabor de boca al tener la sensación de que metemos en líos
a otra gente) y cena a la luz de las velas en casa de Jafida, donde nos
refugiamos hasta el día siguiente, tranquilas, seguras y felices. La próxima
vez que vengáis a Smara, nos dice, quedaos en mi casa; Ali hace un problema
enorme de algo que no lo es, y arrastra a Salka con él. Aquí lxs niñxs salen
solos por las calles, no pasa nada... y menos pasará con vosotras: la policía
vigila cada uno de vuestros pasos ¿creéis que no saben que esta noche estáis en
mi casa? Así que, relax, que es imposible que os perdáis, sois las únicas
blancas por aquí. Relax. Ali es un buen hombre, claro, pero quizá algo mayor y
no sabe gestionar estas situaciones.... su protección se convierte en sobre
protección. Ante nuestras caras, Jafida no dejaba de repetirlo: relax. Jafida
es la hermana de dos de mis estudiantes y su casa ya es la nuestra.
Por mis 26, estrené falda de la
India, llevé pastas para compartir con todos los estudiantes y Salka me hizo
una tarta de chocolate, que nos comimos entre todxs al terminar las clases. Me
ponen 23 años en velas... Yo me río y Ali dice, para salvar la equivocación,
que es por la costumbre de las mujeres de restarse 2 años cada vez que dicen su
edad. Bueno, en mi caso me habéis restado 3. ¿Cumples 26? Sí, 26. Y no me
importa, que los 26 los llevo tan bien como llevé entonces los 23 :)
Pero ya son 26 y asustan mucho
más que los 23. Ya se está más cerca de los 30 y parece que cada paso es aún
más definitivo. Aunque, como dice mi madre, los caminos son de ida y vuelta y
nunca es tarde para tomar otra dirección. Tengo 26 y me gusto así, tal y como
voy eligiendo mis pasos, afortunada como me siento de estar donde quiero estar,
de aprender de todo lo nuevo que me pasa y de hacer cosas que me ayudan a
crecer, teniendo a mi alrededor todo lo que necesito y a quien me hace feliz y
a quien quiero. ¿Qué más se puede pedir cuando se está más cerca de los 30 que
de los 20?
Terminó el día en la azotea de
una de las hermanas de Salka, otra vez todas juntas compartiendo cena y tés. Y
bailes, muchos bailes hasta las tantas. Viviendo uno de esos momentos en los
que los continentes se juntan y nos hacemos una con el resto, porque ni las
canciones, ni los ritmos, ni las risas de las mujeres tienen límites cuando se
juntan y se desbordan. Terminamos el día durmiendo otra vez al aire libre entre
melfas de colores, repletas y llenas de desierto, llenas de buenos momentos y
de buena compañía.
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