sábado, 25 de agosto de 2012

De los días (y años que pasan)


Volvió el calor. Un calor que no para, con ese aire caliente que no desaparece ni por la noche. 48º por el día, 45º por la noche... Las mañanas largas y calurosas y las tardes de siestas dejan, como siempre, paso a las noches de compañía y planes. Y empezamos a dormir al aire libre, mirando las pocas estrellas de Smara antes de que el amanecer, las moscas y el calor nos impidan el sueño.

Volvió a saltar la chispa con Ali, que intenta cortarnos las alas y nos negamos. En rotundo. Así que otras familias nos abren sus puertas para que podamos descubrir Smara sin cuerda ni correa. Y así empezaron mis 26: con mucho calor y sin luz por un apagón, bronca con Ali (y posterior mal sabor de boca al tener la sensación de que metemos en líos a otra gente) y cena a la luz de las velas en casa de Jafida, donde nos refugiamos hasta el día siguiente, tranquilas, seguras y felices. La próxima vez que vengáis a Smara, nos dice, quedaos en mi casa; Ali hace un problema enorme de algo que no lo es, y arrastra a Salka con él. Aquí lxs niñxs salen solos por las calles, no pasa nada... y menos pasará con vosotras: la policía vigila cada uno de vuestros pasos ¿creéis que no saben que esta noche estáis en mi casa? Así que, relax, que es imposible que os perdáis, sois las únicas blancas por aquí. Relax. Ali es un buen hombre, claro, pero quizá algo mayor y no sabe gestionar estas situaciones.... su protección se convierte en sobre protección. Ante nuestras caras, Jafida no dejaba de repetirlo: relax. Jafida es la hermana de dos de mis estudiantes y su casa ya es la nuestra.

Por mis 26, estrené falda de la India, llevé pastas para compartir con todos los estudiantes y Salka me hizo una tarta de chocolate, que nos comimos entre todxs al terminar las clases. Me ponen 23 años en velas... Yo me río y Ali dice, para salvar la equivocación, que es por la costumbre de las mujeres de restarse 2 años cada vez que dicen su edad. Bueno, en mi caso me habéis restado 3. ¿Cumples 26? Sí, 26. Y no me importa, que los 26 los llevo tan bien como llevé entonces los 23 :)

Pero ya son 26 y asustan mucho más que los 23. Ya se está más cerca de los 30 y parece que cada paso es aún más definitivo. Aunque, como dice mi madre, los caminos son de ida y vuelta y nunca es tarde para tomar otra dirección. Tengo 26 y me gusto así, tal y como voy eligiendo mis pasos, afortunada como me siento de estar donde quiero estar, de aprender de todo lo nuevo que me pasa y de hacer cosas que me ayudan a crecer, teniendo a mi alrededor todo lo que necesito y a quien me hace feliz y a quien quiero. ¿Qué más se puede pedir cuando se está más cerca de los 30 que de los 20?

Terminó el día en la azotea de una de las hermanas de Salka, otra vez todas juntas compartiendo cena y tés. Y bailes, muchos bailes hasta las tantas. Viviendo uno de esos momentos en los que los continentes se juntan y nos hacemos una con el resto, porque ni las canciones, ni los ritmos, ni las risas de las mujeres tienen límites cuando se juntan y se desbordan. Terminamos el día durmiendo otra vez al aire libre entre melfas de colores, repletas y llenas de desierto, llenas de buenos momentos y de buena compañía.

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