lunes, 6 de agosto de 2012

De siestas y tes


Salka, Mariam y yo conseguimos comunicarnos a través de los diccionarios. La mañana se hizo pesada en el inmenso calor. Leí un poco, hablé con Alí. Volví a leer. Les enseñé el Corán que me metió mi padre en el libro digital, y allí que estuvimos leyendo unos versículos, entre la técnica y la tradición. Tras la comida llegó la siesta. Las tres nos refugiamos en nuestros ojos cerrados ante la imposibilidad de ver nada en esta ciudad dormida al calor del ayuno: Salka lleva todo el día sin comer, así que, como dice la canción “duerme de día, dice que así el hambre engaña”; Mariam y yo nos echamos la siesta propia de la digestión.  Ali vino a por nosotras más tarde y, por fin, sentí algo de aire en la cara, aire del que entraba por la ventanilla bajada del coche; y sin duda, eso me espabiló. La llegada a su casa fue entrañable, con los niñxs, contentos, que nos saludan, efusivos por la novedad. Repetimos menú de ayer y se agradece ir conociendo las rutinas: harira, pizza, dátiles, los mismos zumos,... Voy cogiendo el ritmo. Pero, de vez en cuando, después de que los niñxs se hayan aburrido de dar saltos, y cantar y bailar a nuestro alrededor, vuelve el tedio del calor y de las horas que pasan. Ramadán es difícil: los días se hacen largos y calurosos y las noches, salvo oasis de relaciones sociales, y a pesar del fresco, más de lo mismo. Imagino que tienen hambre y sueño, o hasta a eso se acostumbran en el largo mes en el que están. Ya llevan más de 15 días en esta especie de vida al revés. En estos ratitos, echo de menos a algún compañero de viaje, para pasar las horas, hablar y aburrirnos en compañía. Ali está preocupado de que siempre esté bien, a gusto. Yo le digo que sí, claro; miro internet, veo la tele, hablo con él, bebo té, mucho té, y, de repente, me entra un sueño contra el que no puedo luchar, como tampoco luchan sus hijos que, uno a uno, van cayendo por entre los cojines de la casa. 

Lo que tiene viajar sola, como ya me pasó en Etiopía, es que pierdo un poco de independencia. Es como si nadie me dejara dar un paso sin ayudarme, sin llevarme, sin acompañarme. Y yo necesito tiempo para aclimatarme a todo este ritmo de calor y ayuno; ritmo, además, de pocas palabras porque aquí nadie sabe inglés y mi árabe chapurreado, aunque en aumento, nada más da la oportunidad de intercambiar unas frases anecdóticas, que son más entretenimiento del personal que verdaderas interacciones. La fábrica de cus cus está lo suficientemente lejos como para que necesitemos un coche y la casa de Ali tiene un camino lo suficientemente complicado como para desorientarme si quiero ir a algún sitio sola. Echo de menos a Anaí, y su capacidad de llevarme siempre por el mejor camino cuando yo me pierdo una y mil veces sin salir de una misma calle; con ella todo sería más fácil (por este y otros tantos motivos). Y me acuerdo de Fer y su inseparable callejero (y me pregunto si le sería tan fácil guiarse entre un sinfín de calles sin nombre). Y por supuesto, no puedo esperar la llegada de Carmen, aunque, espero que para cuando ella esté aquí, yo ya me haya espabilado lo necesario como para haber empezado a buscar sola, de noche, y en la tregua del Ramadán, las calles del centro de la ciudad donde no deja de haber animación hasta que vuelve a brillar la claridad.

Hoy Ali me ha dicho que deje de dar las gracias por todo, que soy una más de la familia. Me trae de vuelta a la fábrica, cansada, con ese no poder abrir los ojos, tras una siesta nocturna. Mañana le voy a decir que me acompañe a buscar cocacola para tener aquí conmigo; como tenga que dar clase con esta letargo mental que me traigo, la cosa no va a funcionar. Llego dispuesta a ducharme, pero, para sorpresa mía, sigue sin haber agua... mi gozo en un pozo. Ya van dos días. Paciencia, chica, me digo. Es lo que tiene emprender estas cosas sola... Hay que trabajárselo para hacerse un hueco en la rutina y, para encontrar uno en el desierto, en agosto y en Ramadán, el trabajo se vuelve sobrehumano. Pero bueno, de haber querido que esto fuera fácil, no hubiera llegado hasta aquí.

Por cierto, nada más empezar el día de hoy he decidido quitarme el reloj.

…..

La ducha cayó como agua de mayo, por fin. Por la noche parece que hasta las tuberías se ponen en funcionamiento. Salka y yo cenamos a eso de las 3 de la mañana, frescas y felices por esa ducha que ambas nos habíamos regalado. Mariam llegó un poco después, así que ya estábamos las tres en nuestro torreón de silencios y miradas. Por la noche se siente la brisa. Caímos redondas en nuestro suelo-cama de alfombras. Por la mañana, más que el sol, me despertaron las moscas; hoy hemos remoloneado más de la cuenta (total, ¿qué prisa hay por levantarse?) Mariam y yo nos tomamos un vasito de nescafé de desayuno. Y hace horas que las dos vuelven a estar dormidas. Me resisto a caer yo también, aunque a veces la tentación de cerrar los ojos es fuerte ¡No puedo pasarme el día dormida! Leo, preparo la primera clase de hoy: imagino si funcionará o no funcionará, si sabrán decir algo en castellano, si habrá una mezcla de edades difícil de llevar en un aula,... Hasta esta noche, no resolveré el misterio, así que decido que esas cuestiones no me preocupan más de la cuenta (nota mental: pedirle folios y pinturas a Ali).

Me levanto de entre los cojines y decido irme al comedor, donde seguro que, en la rigidez de la silla, me cuesta menos resistir el sopor. Decido ver una peli, de esas del disco duro; pero, ¡sorpresa! el disco duro no responde, parece que le falla el contacto (¿se habrá fundido por el calor?). Aborto misión peli. Salka y Mariam siguen dormidas. Creo que volveré a leer; tampoco hay mucho más que contar por aquí. Por la ventana no se ve ni un atisbo de vida, en esta especie de polígono saharaui de las afueras de Smara. ¡Se me había olvidado cómo se gestiona el aburrimiento! Bueno, es un tiempo para mí, después de todo... ¡Cuánto hacía que no me permitía el lujo de escribir, de meditar, de leer!  (Aunque lo de la peli me vendría divinamente; luego probaré el disco duro en el ordenador de Alí). Sí, sin fallo: voy a ponerme a leer de nuevo.

(P.D. Acabo de conseguir una cocacola :)

1 comentario:

  1. :) de tu mano, a traves de tus lineas... de nuevo. tomate tu tiempo. ya sabes como va. ! animo!

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